Las ropas teatrales se nos ajustan de a poco y eso nos libera la bocha. Ansiosos esperamos el rejunte de gente que se asome al Piccolino a ver nuestros intentos de realidad. Erotizados como quien espera la cita a ciegas, nos erizamos los cueros con tontos roces de cariño. La luz que el Alfredo nos procuró a través del Mariano es grosa se amolda a nuestras existencias y se planta en el "parqué sedoso" de la sala. Hay unos fardos y unos "Pufetes" que nos acompañan como para que el culo no pregunte. Y ahí estaremos. ¿O ya estamos?
martes, 13 de mayo de 2008
sobre la luz
Ayer probamos la luz. Los fracasos son exactos.
El primero, una Martha roja, furiosa.
El segundo, los vaivenes de los cowboys, recargados y fosforescentes.
bien por Mariano y la voluntad de todos que nos acompañó hasta el final.
El primero, una Martha roja, furiosa.
El segundo, los vaivenes de los cowboys, recargados y fosforescentes.
bien por Mariano y la voluntad de todos que nos acompañó hasta el final.
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